Mont-Tremblant

Amigos y amigas... La aventura Montrealense continúa... Ahora les voy a contar la gran aventura que ocurrió el día de hoy:

Salimos de casa como a las 06:00 hrs., pues nos dirigimos a la estación de los tours chinois para ir a nuestro destino, el atractivo principal era Mont-Tremblant, un lugar que es conocido por ser un centro de esquí en la época en la que se encuentra nevado, pero como ahorita todavía no hay nieve, se supone que se puede hacer una caminata por el lugar, pero primero, nos llevaron a un lago conocido como Lac De Sables, que se encuentra en el poblado de Sainte-Agathe-des-Monts. Este lago tiene algunos barquitos pequeños (o lanchas grandes) de motor, que recorren una buena parte del lago.

Como se estila en lugares con lago, como Valle de Bravo por ejemplo, alrededor del mismo se encuentran las casas de gente fina, y por fino quiero decir que tiene dinero, y por “tiene dinero” me refiero a que le sobra el dinero, y por “le sobra el dinero” quiero decir que, pueden darse el lujo de tener una casa de “campo” (bueno, de lago), con yates, esquís y todos los aditamentos para pasar una fin de semana para relajarse de las actividades de la semana.. Bueno, pues desde nuestra lujosa embarcación nos llevaron a ver todo eso, en donde pudimos ver unas casas impresionantes, pero sobre todo un paisaje hermoso, con los intensos verdes de los árboles, pero en esta época hay una cantidad de árboles que comienzan a tomar el tono rojizo de otoño, aunque en realidad eran pocos, eso ocurre unas semanas más adelante, pero eso no impidió que viéramos un paisaje espectacular, con un islote dentro del lago, cuya agua parece ser bastante profunda.

Después de una vuelta interesante y acuosa, regresamos al pequeño embarcadero, en donde nos dejaron dar una vuelta por los espacios del lugar, allí cerca había unas instalaciones como para “la feria del condado”, un espacio rural, me dio la impresión que aquí podría hacerse un “pueblo mágico”, aunque, faltan las letras en el centro del lugar, en donde uno pueda tomarse fotos.

Después de esa parada, nos subimos al flamante autobús, que, ahora sí, nos llevó al ansiado destino: Mont Tremblant

Mont Tremblant es un parque impresionante, una montaña a la que se puede llegar a la cima caminando o en teleférico, pero como nosotros nos pusimos “valientes”, decidimos tomar la ruta más larga para llegar a la cima, la cual consistía en 5 kilómetros.

¡¡Ese fue un verdadero reto!! No sólo la caminata, sino la subida, anduvimos por los caminos escarpados de la montaña, entre fauna, flora, y una vista espectacular. ¡¡Qué lástima que no llevaba una cámara decente!!, pero la vista desde distintos lugares de la caminata, podíamos observar el bello poblado que se encuentra abajo, el teleférico que se encontraba sobre nosotros, el lago que se observaba desde muchos descansos de la caminata, estuvo cansado pero fue espectacular, me imagino lo bien que se ha de sentir poder subir y bajar con una mejor condición física, espero que para la próxima la mía esté mejor para disfrutar el 100% el ascenso.

Cuando llegamos a la cima, nos desparramamos en una mesa del chalet que se encontraba en la parte superior, a tomar jugo, refresco, agua, ¡ya ni recuerdo que!, sólo sé que necesitábamos hidratación urgente. Allí estuvimos una media hora, en lo que nos recuperamos para poder bajar, aunque, la bajada no tuvo ninguna dificultad, todavía llegamos a la parte del poblado para recorrer los espacios que nos ofrecía ese pequeño lugar, lo recorrimos y, nos quedaban unos 30 minutos para subirnos de nuevo al autobús, por lo que, nos quedamos por allí sentados recuperando aún más fuerzas, que mucha falta nos hacía.

De ahí nos fuimos con nuestras guías de turistas favoritas, es decir, seguimos el camino hasta que llegamos a los alrededores de Montreal, en donde nos detuvimos a admirar un “tradicional” pueblo quebecois, en donde disfrutamos un helado y dimos unas vueltas en el “zócalo” del lugar, a la usanza de cualquier zócalo de cualquier pueblito mexicano, sólo faltaba que las mujeres caminaran hacia un lado y los hombres hacia el otro, pero no hay tanta población para que eso ocurra.

Una vez más, nos subimos al camioncito y regresamos al fin a Montreal, cansados, felices y con poca fuerza, por lo que pasamos a la casa de JGC, ahí nos volvimos a desparramar, pedimos una Pizza Pizza para cenar y, nos quedamos aquí para dormir… Al fin que él nos prestará algo de ropa para el día de mañana…

Fue una gran aventura, pero muy muy cansada, así que por hoy es todo pero…

… Seguiremos escalando …

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