Misión: Puerto Vallarta, día 3

¡Hola caminantas y caminantos!

Pues seguimos aquí en modo descanso y disfrute, “acostumbrándonos” a esta vida: alimentarnos, nadar, asolearnos y simplemente disfrutar del lugar.

La “desventaja” de ir a un hotel todo incluido es justo que no tenemos la necesidad de salir para nada, lo cual provoca que uno realmente no conozca el lugar del todo, pero bueno, siempre son unas por otras.

Pero como nosotros si queríamos conocer, el día de hoy estuvimos en el hotel por la mañana, comimos en la cevichería del hotel (¡ahora sí pudimos probar casi todos los tipos de ceviche que tenían!; la verdad es que todos muy deliciosos, fue el plan perfecto porque es una comida fresca y ligera.

Ya por la tarde nos preparamos y con la ayuda de un Uber nos fuimos al malecón. El taxi de aplicación nos dejó justo enfrente del “Hotel Rosita”, zona que me trajo buenos recuerdos porque en ese hotel hace unos 21 años me hospedé con toda mi familia, aunque de eso ya pasó un largo tiempo; pero justo desde ese punto comenzamos a caminar. El día estaba próximo al atardecer así que estuvimos disfrutando de la hermosa puesta de sol, junto con todas las amenidades que tiene el lugar: las estatuas, los “recuerditos”, los lugares de sano esparcimiento nocturno, en fin, todo ese ambiente tan Vallartense. Fue padre ver los antros que hace 20 años recuerdo que vi, ahora con el malecón algo modificado, porque la que antes era una calle con autos ahora es totalmente peatonal y para bicicletas, lo cual le da un aire mucho más de “malecón”.

Después de caminar todo el lugar llegamos hasta la parte final, en donde hay un museo naval (el cual ya estaba cerrado), pero justo por detrás de esa edificación se encuentra la vendimia de diversas cositas, entonces apareció la debilidad de la nenorra: doriesquites, tostiesquites y todas esas mezclas que son aberrantemente deliciosas, así que ni tardos ni perezosos escogimos nuestra “arma” y mientras continuamos caminando por el malecón, seguimos disfrutando de tan exótica mezcla.

Regresamos disfrutando del clima, viendo algunos “recuerditos”, compramos algunas cositas, principalmente imanes para el refrigerador y unas pulseras; ya para regresar al hotel pasamos al “McDonalds” en donde amablemente nos permitieron entrar al baño sin consumir nada… Bueno, la verdad es que no preguntamos, simplemente nos metimos y lo intentamos y ¡funcionó!. Ya saben, uno como chilango se acostumbra a que el baño lo cobran en todos lados, por lo que después de nuestra expedición bañística decidimos regresar al hotel, usamos un Uber que nos trajo seguros de regreso y después de seguir disfrutando un rato de las bebidas del “All inclusive”, nos dispusimos a irnos a dormir. Mañana será nuestro último día completo así que tenemos que seguir aprovechando el descanso.

Por eso es todo por hoy, pero recuerden que…

…Seguiremos maleconeando…

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