La purificación, EdoMex
El día de hoy una de mis tías (hermana de mi papá) nos invitó a su casa, aprovechando los días de asueto por la semana santa. Ella vive en un pueblo cercano a Texcoco, conocido como "La purificación".
Resulta que el plan sería ir a comer mariscos preparados por todos los que quisieran meterse a la cocina a preparar, una bonita y sana convivencia en familia.
Como yo moría de ganas de ir, pues es una casa que yo visitaba mucho de niño y de adolescente, pues mi abuelito vivió un tiempo allá, así que le dije a la sra. y la nenorra que teníamos una invitación...
Pero resulta que esta vez la nenorra se puso rebelde, alegando que no quería ir pues prefería quedarse en casa (basada en el hecho de que estaba un poco retirado el lugar), pero, tuve que hacer valer mi condición de papá mandón y le dije: "Pues vamos a ir y verás lo mucho que te diviertes allá". (lo cual hizo que recordara cuando yo a mis papás se las intentaba aplicar, normalmente me convencían de la misma manera como lo hice yo).
Entonces nos dispusimos a ir al lugar, el recorrido es rápido, pues utilizamos el "Circuito Exterior Mexiquense", que te lleva rápido y caro a tu destino, como lo conecta a uno fácilmente con la autopista Peñón-Texcoco, en una hora o menos ya nos encontrábamos en el lugar.
Como siempre, es un gusto ver a mi familia, quienes son alegres, aunque no tan platicadores, pero siempre es posible disfrutar de su compañía.
El lugar tiene un columpio hecho de llanta y cuerdas, donde la nenorra se estuvo balanceando fuertemente, también estuvieron los hijos de mis primos, o sea mis sobrinos en segundo orden, y aunque son un poco mayores que mi nenorra, lograron amalgamar adecuadamente y, al fin niños, se divirtieron bastante.
La comida estuvo muy buena, disfrutamos de delicioso pescado y cocteles de diversos productos del mar, acompañados por supuesto de algunas cervezas porque no existe mejor combinación.
Después de muchas, muchas horas decidimos regresar, la nenorra no quería irse, lo cuál es una bella señal de que está contenta, pero ya era momento para que pudiésemos llegar a buena hora a casa.
Salimos del lugar, yo salí con hermosos recuerdos de la época que viví allí, con mis primos, con mi abuelito, con mis familiares queridos. Tomé la autopista lleno de recuerdos y un poco de melancolía, de los tiempos mejores, cuando las preocupaciones eran menos, eran otras.
Los extraño a todos querida familia.
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