JGC se va, se va, no se fue
Queridos amigos y amigas.
Esta aventura que estoy por contarles podría decirse que está divertida, excepto porque mi gran amigo JGC es quien la vivió y no creo que para él haya sido tan amena.
Resulta que, como se los platiqué en capítulos anteriores , mi gran amigo JGC vino al país de los nopales, los cactus y los paisajes hermosos.
Obvio nos vimos en su tránsito por la nueva ciudad laboral, pero eso ya lo saben pues ya se los conté.. Lo que ahora nos atañe es que, el día de hoy su plan era regresar a tierras gélidas canadienses… aunque en estas fechas aún no están heladas, por cierto.
Así que, como ya se ha hecho una bonita costumbre, pasé por ellos a la terminal del norte (“Ellos”, porque JGC viajaba con su primo que lo acompañaría hasta su destino final), así que, nuestra primer peripecia fue que, en la terminal del norte estábamos “ordenando” sus papeles, un poco ruidosos y completamente en el pasillo, ya saben: pasaporte, visa, eta, boleto de avión y no sé cuántas cosas más, por lo que en nuestra actitud “sospechosa” se acercaron algunos agentes de migración, quienes amablemente nos pidieron que mostráramos nuestros papeles, que nos moviéramos lentamente y que no la hiciéramos de tos, por lo que, ante tanta amabilidad, tuvimos a bien mostrar cualquier elemento que nos identificara. Así que, después de que no encontraron nada raro, no dejaron en paz.
Yo supongo que buscaban documentos apócrifos, pues viendo hacia atrás me doy cuenta que pudiera parecer que uno de nosotros le estaba entregando documentos a un centroamericano que quiere hacerse pasar como mexicano legal, lo bueno que todos teníamos todo en orden.
Así que prosiguió nuestro camino, pasamos a desayunar a conocido lugar cuyo nombre hace referencia a una casa cuyo dueño se llama Toño, que tiene un logotipo de color verde con letras blancas y su especialidad es el pozole.. No creo que adivinen de cuál se trata, esa es la idea, mantener el misterio.
Después nos dirigimos al aeropuerto, era un poco más tarde de lo que se nos había solicitado arribar, pero supusimos que llevábamos buen tiempo.
Así que nos formamos como siempre, en una fila que, como siempre está larga, por lo que no avistábamos nada extraño, así que, una vez formados JGC y su primo llenaron sus documentos requeridos y ya sólo esperábamos avanzar en la fila, pero ahí es donde empezaron los problemas:
Pasó media hora y avanzamos un lugar, máximo dos, la gente empezaba a formarse detrás nuestro, los minutos pasaban rápidamente y no se veía la hora en la que llegáramos al mostrador, por lo que, comenzamos a ponernos nerviosos.
Pasó una hora completa y nosotros estábamos prácticamente en el mismo lugar, hasta que una hora antes de la hora del despegue seguíamos en el mismo lugar. ¡Oh vaya!
En ese momento la aerolínea tuvo una “gran” idea, le pidió a todos los tripulantes del vuelo a tierras gélidas que hicieran una fila en un mostrador especial; por lo que, corrimos y “sólo” había 3 personas adelante de nosotros… intentaron hacerlo lo más rápido posible pero justo a la persona delante de nosotros, dijeron algo así:
¿¿Cómo que ya cerró? Demasiadas preguntas y cero respuestas. Lo menos malo es que mi amigo JGC ya estaba preparado, pues supuso que con el reverendo desmadre que tenían, iba a ocurrir algo similar, por lo que, resignado, trató de negociar con la empresa para que le dieran hospedaje y comidas en la ciudad, alegando que, había sido tema de ellos el que no hubieran podido abordar a ese avión.
La aerolínea aceptó sin decir nada, claro, no estaban en posición de ponerse exigentes, por lo que, le dieron sus exigencias, por lo que, empezó un nuevo trámite, se trataba de los pases para hospedaje que les tenían que dar.
Sin embargo, yo tenía que ir con mi nenorra, por lo que tuve que dejarlos en la tramitología mientras yo me fui a verla, eso sí, prometí que una vez instalados, nos veríamos para cenar algo.
Y así fue, después de comer con la nenorra, le informé que tenía que salir temprano de allí, lo cual se acomodó bien pues ella tenía también “un compromiso”, por lo que, después de estar un rato con ella, regresé a ver a mi amigo JGC con su primo, quienes no habían perdido el tiempo y ya estaban en el hooters, habían cenado y estaban degustando una cerveza, así que los acompañé con una cerveza, pero pronto decidimos mudarnos a otro restaurante, para seguir echando otras cervecitas..
Así que salimos de allí, fui el encargado de llevar a los náufragos a su hotel 5 estrellas, para que el día de mañana puedan tomar -ahora sí- el vuelo requerido.
Por lo pronto es todo amigos, pero pronto les daré la continuación de este chisme, así que
… Seguiremos encallando …
Comentarios