Acapulcazo (pero no mío)
Y que se llevan a la nenorra… Así es, resulta que una de sus tías tiene una casa en Acapulco y mientras yo me encontraba en una de esas “salidas” de trabajo, recibo una llamada de la nenorra que dice más o menos así: Papá, mi tía me invitó a su casa en Acapulco, ya estoy haciendo mi maleta, me voy 4 días. Entonces así me quedé: desnenorrado. Ella fue, se divirtió de lo lindo, ayudó a su tía en cosas de la casa, porque así es, amigos, no sólo iban a divertirse, también iban a revisar algunos temas de instalaciones y cosas así. Por lo que la nenorra se vio cooperativa en las actividades del lugar, sobre todo en aquellas que involucraban la diversión. Se le acabaron las vacaciones y después pude ver a la nenorra, quien me sorprendió con dos cosas que compró para mí: un delicioso tamarino con chilito y una taza que me encant...