Tu mundo de cabeza
Cuando te vi por primera vez, yo tenía una cofia de doctor y un cubreboca, y estaba a unos 5 metros de tí, miraba desde el otro lado de la puerta, atento a todo lo que estaba ocurriendo.
De pronto, el doctor te sostuvo de las piernitas, y entonces te vi. Lo primero que vi fue la cantidad enorme de cabello que tenías, y después, al mirarte detenidamente pude la primera expresión que pensé fue:
¡Oh! ¡Cuán equivocado estaba! Aunque aparentemente era tu posición, de lo que no me percaté es que más bien en cuánto tu saliste del vientre de tu mami, tu estabas derechita, y yo fui en el que en ese momento quedé de cabeza.
Y así comenzó nuestra relación, en cuanto apareciste mi mundo quedó de cabeza, y todas las cosas, pensamientos, dinero, vida, días, ideas, noches, son ahora para tí, todo lo que había pensado hasta ese instante cambió, la manera que se ve la vida o cualquier cosa insignificante es ahora tan diferente; lo cierto es que no puedo imaginar ahora la vida sin tí, eras tan diminuta, pensar que una cosita de apenas dos kilos y 955 gramos podía cambiar tanto la vida de tantas personas.
Verte crecer es lo mejor que me ha pasado, abrazarte y tenerte cerca, saber que corres al verme o que sientes mis besos cuando llego en la noche.
El amor verdadero lo conocí cuando llegaste tú.
De pronto, el doctor te sostuvo de las piernitas, y entonces te vi. Lo primero que vi fue la cantidad enorme de cabello que tenías, y después, al mirarte detenidamente pude la primera expresión que pensé fue:
El mundo de mi bebé está de cabeza
¡Oh! ¡Cuán equivocado estaba! Aunque aparentemente era tu posición, de lo que no me percaté es que más bien en cuánto tu saliste del vientre de tu mami, tu estabas derechita, y yo fui en el que en ese momento quedé de cabeza.
Y así comenzó nuestra relación, en cuanto apareciste mi mundo quedó de cabeza, y todas las cosas, pensamientos, dinero, vida, días, ideas, noches, son ahora para tí, todo lo que había pensado hasta ese instante cambió, la manera que se ve la vida o cualquier cosa insignificante es ahora tan diferente; lo cierto es que no puedo imaginar ahora la vida sin tí, eras tan diminuta, pensar que una cosita de apenas dos kilos y 955 gramos podía cambiar tanto la vida de tantas personas.
Verte crecer es lo mejor que me ha pasado, abrazarte y tenerte cerca, saber que corres al verme o que sientes mis besos cuando llego en la noche.
El amor verdadero lo conocí cuando llegaste tú.
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