Adiós Abuelo
Todo fué tan rápido... El martes 5 de octubre me avisaron que mi abuelo estaba en el hospital, el miércoles por la mañana me avisaron que había salido, sin mayores problemas a las 2 de la mañana, y finalmente en la tarde me avisaron que mi abuelo había fallecido.
Eran las 16:30 hrs. y me dieron la noticia, lo más rápido que pude salí del trabajo, le comenté a mi gran amigo y camarada lo ocurrido y él, ni tardo ni perezoso decidió llevarme a la ciudad aledaña donde se encontraba el velorio.
Llegué al velatorio a las 20:00 hrs. aproximadamente, y luego luego vi a mi papá, aunque triste, lo vi bastante tranquilo. Ya estaban algunos de mis tios, como el que vive en Querétaro, junto con su familia, incluyendo, por supuesto a mis primas favoritas, estaba mi tío de Xochimilco y mi tía de Guanajuato, también estaba allí mi tía que vive en Texcoco. Al poco rato llegó mi tío del Pedregal, el de Cuatitlán y el de Chimalhuacán. Mis abuelos tuvieron 12 hijos (6 mujeres y 6 hombres) de los cuales ya falleció una de mis tías; así que fueron llegando poco a poco todos, todos tan queridos, todos tan extrañables, todos tan tranquilos.
Platiqué con la mayoría de ellos, no demasiado, cruzamos algunas palabras. Aunque todos estábamos consternados, también estábamos tranquilos pues mi abuelo falleció durmiendo, ¡la mejor manera de morir! , opinarían prácticamente todos.
Durante el velorio nos acompañaron un buen número de personas, familia que no veía desde el siglo anterior, o familia que ni siquiera yo sabía que tenía, es lo bueno y malo de ser tantos, siempre hay eventos, siempre hay gente, siempre hay diversión, y siempre hay tristeza.
La madrugada, como todas las trasnochadas, son pesadas, pero hubo entretenimiento cuando mis tios platicaban historias entre verdaderas y agregadas, de las épocas de su juventud en una de las colonias más populares del Distrito Federal.
Minutos antes del sepelio mi tío, el mayor, convocó a todos los hermanos a rodear el féretro y decir algunas palabras, fue el momento más emotivo, la mayoría rompimos en llanto, algunos de mis tíos convocaron a la unión familiar, y que no sea la pérdida de mi abuelo motivo de separación, algún otro tío le pidió a mi abuelo que nos saludara a los que ya se nos adelantaron (Mi abuelita y mi tia), lo que me conmovió en extremo. Todos los que hablaron dijeron frases que salían de su corazón, muy conmovedor, con mucho sollozo, con mucho dolor, con mucha serenidad.
El cortejo fúnebre partió caminando desde el velatorio hasta la tumba donde sepultaríamos a mi abuelo, yo cargué una corona, pero no era eso lo que me pesaba, sino los recuerdos de aquellas épocas donde conviví tanto con mi abuelo, cuando me cargaba y yo era muy pequeño, cuando íbamos a su casa todos los domingos, mi abuelita hacía arroz con mole y agua de tamarindo, comíamos y por la tarde mi abuelito llegaba de sus puestos del mercado, tambaleándose por los pulques ingeridos, pero empujando su "diablito" y algunas veces con cajas de los productos que no se vendieron. Lo recuerdo cuando mi abuelita murió, hace ya 18 años, mi abuelito vendió sus puestos y decidió alejarse del lugar, se fue a Texcoco, a criar puercos, ¡Cuánto convivimos en esa época!, doy gracias a Dios por esa oportunidad que me dió. También recuerdo cuando se fue a vivir a Chimalhuacan, juntos los primos y tíos levantamos su casita, todos le échamos ganas para que el empezara a hacer su vida allí, también fue una época donde conviví mucho con él y con mi primo Isra. q.e.p.d., gracias Dios.
Pero prosigo el relato, llegamos a la tumba y los trabajadores del panteón hicieron lo que les correpondía, empezar a bajar el féretro y poner las lápidas para echar la tierra, es uno de los momentos más dolorosos, mi papá -creo- comenzó a cantar, mis tíos lo acompañaron, no era una despedida, era "LA" despedida, era el fin de una vida, una vida larga, pues mi abuelo vivió 87 años!, fue longevo aunque nos hubiera gustado convivir más y tenerlo más tiempo, pero Dios no se equivoca y le agradezco que mi abuelo esté ahora con él, con mi abuelita, con mi tía, con mi primo, con mi otra abue, espero que los vea, y que desde allí me puedan observar y saber lo orgulloso que siempre estuve de todos ellos.
Eran las 16:30 hrs. y me dieron la noticia, lo más rápido que pude salí del trabajo, le comenté a mi gran amigo y camarada lo ocurrido y él, ni tardo ni perezoso decidió llevarme a la ciudad aledaña donde se encontraba el velorio.
Llegué al velatorio a las 20:00 hrs. aproximadamente, y luego luego vi a mi papá, aunque triste, lo vi bastante tranquilo. Ya estaban algunos de mis tios, como el que vive en Querétaro, junto con su familia, incluyendo, por supuesto a mis primas favoritas, estaba mi tío de Xochimilco y mi tía de Guanajuato, también estaba allí mi tía que vive en Texcoco. Al poco rato llegó mi tío del Pedregal, el de Cuatitlán y el de Chimalhuacán. Mis abuelos tuvieron 12 hijos (6 mujeres y 6 hombres) de los cuales ya falleció una de mis tías; así que fueron llegando poco a poco todos, todos tan queridos, todos tan extrañables, todos tan tranquilos.
Platiqué con la mayoría de ellos, no demasiado, cruzamos algunas palabras. Aunque todos estábamos consternados, también estábamos tranquilos pues mi abuelo falleció durmiendo, ¡la mejor manera de morir! , opinarían prácticamente todos.
Durante el velorio nos acompañaron un buen número de personas, familia que no veía desde el siglo anterior, o familia que ni siquiera yo sabía que tenía, es lo bueno y malo de ser tantos, siempre hay eventos, siempre hay gente, siempre hay diversión, y siempre hay tristeza.
La madrugada, como todas las trasnochadas, son pesadas, pero hubo entretenimiento cuando mis tios platicaban historias entre verdaderas y agregadas, de las épocas de su juventud en una de las colonias más populares del Distrito Federal.
Minutos antes del sepelio mi tío, el mayor, convocó a todos los hermanos a rodear el féretro y decir algunas palabras, fue el momento más emotivo, la mayoría rompimos en llanto, algunos de mis tíos convocaron a la unión familiar, y que no sea la pérdida de mi abuelo motivo de separación, algún otro tío le pidió a mi abuelo que nos saludara a los que ya se nos adelantaron (Mi abuelita y mi tia), lo que me conmovió en extremo. Todos los que hablaron dijeron frases que salían de su corazón, muy conmovedor, con mucho sollozo, con mucho dolor, con mucha serenidad.
El cortejo fúnebre partió caminando desde el velatorio hasta la tumba donde sepultaríamos a mi abuelo, yo cargué una corona, pero no era eso lo que me pesaba, sino los recuerdos de aquellas épocas donde conviví tanto con mi abuelo, cuando me cargaba y yo era muy pequeño, cuando íbamos a su casa todos los domingos, mi abuelita hacía arroz con mole y agua de tamarindo, comíamos y por la tarde mi abuelito llegaba de sus puestos del mercado, tambaleándose por los pulques ingeridos, pero empujando su "diablito" y algunas veces con cajas de los productos que no se vendieron. Lo recuerdo cuando mi abuelita murió, hace ya 18 años, mi abuelito vendió sus puestos y decidió alejarse del lugar, se fue a Texcoco, a criar puercos, ¡Cuánto convivimos en esa época!, doy gracias a Dios por esa oportunidad que me dió. También recuerdo cuando se fue a vivir a Chimalhuacan, juntos los primos y tíos levantamos su casita, todos le échamos ganas para que el empezara a hacer su vida allí, también fue una época donde conviví mucho con él y con mi primo Isra. q.e.p.d., gracias Dios.
Pero prosigo el relato, llegamos a la tumba y los trabajadores del panteón hicieron lo que les correpondía, empezar a bajar el féretro y poner las lápidas para echar la tierra, es uno de los momentos más dolorosos, mi papá -creo- comenzó a cantar, mis tíos lo acompañaron, no era una despedida, era "LA" despedida, era el fin de una vida, una vida larga, pues mi abuelo vivió 87 años!, fue longevo aunque nos hubiera gustado convivir más y tenerlo más tiempo, pero Dios no se equivoca y le agradezco que mi abuelo esté ahora con él, con mi abuelita, con mi tía, con mi primo, con mi otra abue, espero que los vea, y que desde allí me puedan observar y saber lo orgulloso que siempre estuve de todos ellos.
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